Después
de un entreno específico de 3 meses y muchos kms, con innumerables series en el
campo del Barça y tiras cortas, medias y largas entre domingueros y jabalies en
la ctra de les Aigües, finalmente había llegado el momento de emprender viaje
hacia Boston. El sábado 13 cogí el vuelo,
estaba lleno de gente delgada con bambas de colorines, y todos eligieron
pasta para comer, sí, ¡este era sin duda el vuelo a Boston!
Llegamos
a primera hora de la tarde, me fui al apartamento que había alquilado en
Cambridge y me instalé. Por la noche salí pronto a cenar, ensalada y pizza, ¡menú
de maratón! La ciudad esta totalmente volcada en la maratón, hay carteles
publicitarios por todas partes, gente paseando con su chaqueta oficial de la
maratón, de este año o años anteriores.
El
domingo había quedado en la Expo con JosepJaipur, mi compañero de
Corredors.cat, y su mujer Bárbara. Recogimos dorsales, fotos de rigor, recorrer
los cientos de stands, ¡aquello era el paraíso para cualquier corredor
consumista! También asistimos a varias charlas organizadas por Runner´s World,
entre ellas de un ultramaratoniano que acababa de cruzar los EE.UU. de costa a
costa, ¡corriendo! El día siguiente iba a correr la maratón también, pero en
vez de ir en autocar a la meta había pensado ir corriendo, para después hacer
la carrera normal. ¡Casi nada!
El
lunes por la mañana nos reunimos en el centro de Boston para coger el autocar a
la salida. Había cientos de autocares, de los amarillos escolares típicos.
Estamos en el autocar casi una hora, la gente muy maja, todos charlando de sus
experiencias maratonianas. A llegar nos vamos al Village, la zona de espera,
donde hay té, café, comida, zumos, barras, geles, todo gratis. Nos instalamos
en el cesped, las condiciones son perfectas, frío pero soleado.
Después
de una hora así, llaman nuestra salida, y vamos caminando hacia la línea de
salida. El ambientazo se empieza a respirar, los vecinos animándonos, unos habían
montado mesitas donde daban crema de sol, esparadrapo y otras cosas que la
gente pudiera necesitar.
Al
llegar a nuestro cajón nos metemos, somos unos 10.000 en la segunda salida, ¡y
enseguida dan la salida! Los corredores aplaudiendo, muchos se emocionan, en
los EE.UU. el poder participar en la Maratón de Boston es para muchos un sueño,
la cumbre de su vida deportiva, y cuando salen se dan cuenta de lo
privilegiados que son. Corremos por una carretera estrecha, casi no se puede
adelantar ya que corremos en bloque, y
está llena de gente animando.
La
primera parte, unos 4 km, es en bajada, y todo el mundo nos ha avisado que aquí
hay que tener cuidado y no dejarse llevar por las emociones, ¡toca buscar
velocidad crucero y no embalarse! Por ello vamos tranquilos, alrededor de 4:30.
Después de la primera parte vienen unos 20 km de toboganes, un poco al estilo
Granollers. Aquí seguimos regulando, entre 4:30 y 4:40, de hecho tenemos un
plan con los ritmos de cada milla, para llegar al objetivo de 3:15:00. El
entorno es bonito, bosques, lagos, casitas de madera... y gente, muchísima
gente, animando a tope, con carteles, ofreciendo comida, bebida, gritando. Hay
un ambiente increíble y muy simpático, ¡una gran fiesta! Lo más increíble es
que es continuo, desde la salida casi no hay ningun metro sin gente animando. ¡Los
pobres que pensaban aliviarse detrás de algún arbol durante la carrera lo
tienen crudo!
Llegamos
a la media maratón, 1:36, perfecto, vamos según el plan. Sobre todo gracias a
JosepJaipur, que me ha frenado en numerosas occasiones, tiendo a ir hacía mi
ritmo natural de unos 4:20, es un ritmo en el cual me encuentro muy cómodo...los
primeros 25 - 30 km, ¡después se acaba la fiesta! Y en Boston la fiesta empieza
precisamente allí, al km 25...
Pero
primero viene Wellesley College, la famosa Wall of Sound, donde las estudiantes
de Wellesley se amontonan, gritan lo indecible, ¡y piden besos! Carteles de
todo tipo y contenido: ¡Bésame soy de Oregon! ¡Bésame lo hago con la lengua! ¡Bésame
soy rápida! Más de un corredor ha perdido la carrera aquí, entre gritos, besos
y la bajada acabas con un parcial que no toca en absoluto, y que después lo pagas
caro.
Y
como he comentado antes, donde se paga en Boston es a partir del km 25 km.
Hasta aquí todo son bajadas y toboganes, pero ahora llegamos a las famosas
colinas de Boston. Son 4, no son muy duras, pero después de 25 km corriendo ¡te
pueden hacer una jugada importante! JosepJaipu y yo llegamos bien, enteros,
gracias al seny de Josep ¡y los entrenos de Enformax! Bajamos ritmo en las
subidas, hasta 4:45 – 4:50, y después volvemos a la velocidad de crucero
alrededor de 4:35. Llegamos a la última subida, la más dura y más famosa,
Heartbreak Hill, ¡la Colina Rompecorazones! Aquí la cantidad de gente animando
es tremenda, y nos ayudan a subir a ritmo. A pesar de ello, aquí hacemos el único
km por encima de cinco, pero no es grave, ha sido un 5:01. Al llegar arriba
toca poner la mejor sonrisa, aquí estan todas las cámaras de televisión
buscando documentar el sufrimiento maratoniano.
Una
vez ‘fet el cim’, toca pasar Boston College, una escuela de chicos. Aquí los
gritos son al nivel de Wellesley, pero en vez de pedirte besos te ofrecen
bebida, grandes cantidades de bebida, cerveza... pero ahora mismo no apetece.
Empezamos la bajada hacía Boston, faltan unos 8 km, y hay que mantener el
ritmo. A coronar Heartbreak ibamos 10 – 12 segundos más lentos de lo previsto, ¡hay
que espabilar para no perder el 3:15!
Empiezo
a bajar, entro en mi ritmo natural de 3:20, dejo a JosepJaipur detrás. Habíamos
quedado en intentar ir juntos hasta Heartbreak, y después cada uno a correr lo
que podía, o un poco más si podía ser... Me siento feliz, me encuentro genial,
vuelo... hasta encontrarme con la primera subidita... Allí noto el primer estirón
en los isquios, ¡y entiendo que mi ritmo natural a estas alturas quizás no es
tan natural! De hecho, rápidamente me doy cuenta que mi ritmo natural ahora más
bien sería una cerveza por hora sentado en un bar, en vez de intentar correr a 4:45...
Pienso
en los entrenos, en que falta poco, me dejo animar por la gente, pero poco a
poco me retraigo en mi mismo, la visión es como estar en un túnel, solo noto la
respiración y los dolores variados, enfoco todas mis energias en mantener el
ritmo más rápido posible sin levantar las piernas demasido atrás para evitar
las rampas, y me doy cuenta, ¡ESTO SÍ QUE ES LA MARATÓN!
Sigo
concentrado en mantener el ritmo, hago cálculos, faltan 5 km, faltan 4, son
solo 20 minutos más... De pronto oigo alguien que me saluda, ¡es JosepJaipur!
Ahora sí que hay que darlo todo, no le voy a dejar adelantarme a estas alturas.
Doy todo, y por suerte tiene piedad de mí y vamos juntos. Noto que él también
esta tocado, estamos muy igualados. Llegamos a la última curva, sube unos 5-6
metros, parece el Everest o el Paral.lel..., giramos y entramos en la última
recta. El ruido de la gente es increíble, nos separamos, él por la derecha yo
por la izquierda, cruzamos la meta, miro el reloj, ¡3:15:26! Objetivo cumplido,
una felicidad increíble, y mucho, mucho dolor.
Nos
abrazamos y vamos juntos por la llegada. Nos dan de comer, medallas, todo el
mundo nos felicita, hay un ambientazo. Nos damos cuenta que estamos rodeados de
muchos dorsales de 4-5000, habíamos salido con los de 10.000, ¡hemos pasado
unos 5.000 corredores y la majoría habían salido 20 minutos antes que nosotros!
Recogemos la ropa, nos cambiamos, seguimos comiendo. Salimos a la zona pública,
nos encontramos con Bárbara que ha hecho su propia maratón de transporte público
para seguirnos en la carrera, deseamos que supere las lesiones para pronto
poder volver a las carreras y maratones. Nos sentamos en el suelo para comer
algo más, me empiezo a encontrar algo mejor. Poco a poco comprendo que he
cumplido mi sueño, el somni...
¡BOOOM! ¿Qué ha
sido eso? ¡BOOOM! Que cosa más rara, bueno, parece que no ha pasado nada, vamos
al metro para ir a casa....Llegamos a la entrada, pero hay un policía que nos
dice algo, ¿qué ha dicho? Que si vemos algo sospechoso en el metro hay que
avisar, que ha habido un ataque terrorista con bombas en la línea de llegada...
¡Pues yo no bajo al metro ni loco! Seguimos caminando, ya empiezan a sonar
sirenas, haber gente corriendo, coches de policías, ambulancias, helicópteros.
Pasamos un bar, vemos que tienen televisiones, decidimos entrar. Dan las
noticias del atentado todo el tiempo, vemos gente herida, muerta, ... ¡qué
horror! En la fiesta de la ciudad, en la maratón, con familias enteras
animando, en la que todo es alegría, ¿unas bombas? No lo podemos entender.
Nos quedamos en el
bar un par de horas, para no estar fuera con riesgo de más bombas. Recomiendan
evitar sitios concurridos. Tienen wifi, nos conectamos por whatsapp y FB y mail
para avisar familia y amigos. Finalmente decidimos ir a casa. Yo tengo el
apartamento al otro lado del río, a unos 6 kms. Me pongo a caminar, todavía con
las bambas y ropa deportiva, y la bolsa de la maratón. La gente me para por la
calle, me preguntan si estoy bien, dicen que están contentos que esté bien. Se
nota un ambiente de solidaridad y unión contra la maldad.
No hay taxis, no
quiero coger el metro, sigo caminando. Paso por el campus de MIT, donde cinco días
más tarde descubren a los terroristas, y donde ellos matan a un policía del
campus, antes de que empiece la persecución. Llego al apartamento, me ducho, ya
cansado, y sigo las noticias.
5 comentaris:
Molt bona crònica expressant les sensacions en tot moment del Per. Això del Wellesley College amb las estudiantas per allà demanant besitos i agafan-te em sembla que m'agradarà experimentar-ho alguna vegada...jajajaja. Potser decideixo abandonar i tot...jajaja.
Enhorabona Per!!!
Jo ja sabia que eres un gran corredor, el que m'ha sorprès és que també ets un escritor genial!
Per què no obres un bloc?
Moltes gràcies per compartir! Gran crònica Per!
Per: fantástico relato de una gran hazaña tuya pero que recordaremos siempre por 2 grandísimos locos!!
Un fuerte abrazo y quiero verte pronto con la cabra!!
AGUS
Per eres muy grande, ya sabes que de mayor quiero ser como tu . un abrazo
Salut
Sergi
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